
Cuando Fidel le escuchó hablar aquella noche en el Aula Magna de la Universidad de La Habana, hace hoy 27 años, reconoció en el joven, madera de revolucionario verdadero y creyó con vehemencia en la profecía que este anunciaba: “El siglo que viene, para nosotros, es el siglo de la esperanza; es nuestro siglo, es el siglo de la resurrección del sueño bolivariano, del sueño de Martí, del sueño latinoamericano”.
Sin duda que estamos en una era de despertares, de resurrecciones de pueblos, de fuerzas y de esperanzas; sin duda, Presidente, que esa ola que usted anuncia o que anunció y sigue anunciando en esa entrevista a la que me he referido antes, Un grano de maíz, se siente y se palpa por toda la América Latina.
Nosotros tuvimos la osadía de fundar un movimiento dentro de las filas del ejército nacional de Venezuela, hastiados de tanta corrupción, y nos juramos dedicarle la vida a la construcción de un movimiento revolucionario y a la lucha revolucionaria en Venezuela, ahora, en el ámbito latinoamericano.
Las palabras de quien el 4 de febrero de 1992 había encabezado el levantamiento militar en el Palacio de Miraflores, contra el gobierno corrupto de Carlos Andrés Pérez, le recordaban su generación, la del centenario, que no dejó morir al Apóstol cuando cumplía sus cien años. Mientras Chávez hacía referencia al canto de Pablo Neruda al Libertador, probablemente Fidel se decía: Es cierto, Bolívar despierta cada cien años, cuando despierta el pueblo. Y tú eres su reencarnación.
Esa misma noche en su alocución, el presidente cubano hizo público el apoyo de Cuba al Comandante Hugo Rafael Chávez Frías, sobre todo, por ser fiel defensor de los ideales de Bolívar y Martí.
Lógicamente, nosotros, cuando llegamos a conocer con precisión los hechos, era imposible que no viésemos con simpatía y con admiración lo que habían hecho y, sobre todo, valorábamos de manera extraordinaria esas ideas bolivarianas que se habían recogido y que constituían las banderas esenciales de ese movimiento; rememoró el líder cubano.
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