
Una segunda distorsión, la relacionada con el combustible, “la hemos estado enfrentando hace unos años, pero se ha hecho más visible. La propia población la menciona, está en los estados de opinión. ¿Puede este país mantener esos precios de los combustibles, que probablemente sean los más bajos del mundo en comparación con los precios de otros países, y también cuando se los compara con los precios de las divisas en el mercado informal cubano?”.
Señaló que es “un asunto que debemos revisar también, porque tiene que ver con la escasez de combustibles que enfrenta el país y lo que le cuesta mantener un nivel de oferta que, evidentemente, no puede venderse subsidiado”.
Según el ministro, uno de los principales problemas que tiene la economía “es que lo que vende no cubre los costos para reaprovisionarse. Si usted compra combustible y lo vende más barato de lo que le costó, ¿cómo compra el barco que viene atrás?”.
Es combustible que se compra con divisas en el mercado externo, se vende a precio bajo en moneda nacional, “y no tenemos todavía un mecanismo interno de convertibilidad que asegure que, con esos pesos cubanos, se puedan comprar dólares y volver a importar el combustible.
“La población, y nosotros mismos, lo hemos abordado en los espacios de debate que tenemos. ¿Hasta cuándo es sostenible eso? ¿Y quién lo paga? Un elemento que tenemos que introducir en el debate conceptual y práctico sobre las medidas es que nada tiene un costo cero. La del combustible es una de las situaciones que requieren solución”.
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